Hoy quiero hablarte de este tema tan interesante y del que poco se toca. Pero hoy en día es algo tan común que se viven en las familias, que por ser un tema el cual a las familias no les gusta hablar, pareciera que prefieren esconderlo.
Es importante que los padres de estos hijos, tomen consciencia, de cuál es el rol que están jugando ante la actitud que está presentado su hijo con su adicción.
El origen de la adicción de ese hijo, viene de lo que ha sucedido en el transcurso de su vida. Puede ser algo Transgeneracional o algo que se inicia desde que se es concebido, en la niñez, adolescencia. También es importante mirar cómo ha sido la relación hacía con los padres. En fin, detrás de esa adicción hay un vacío existencial y esos hijos buscan llenar ese vacío allá afuera con su adicción.
Cuando estos hijos empiezan a caer en ese desorden compulsivo por algo, llámese alcohol, droga, desorden alimenticio, compras compulsivas, etc.
Los padres al principio no le toman importancia a lo que está sucediendo y creen que pronto pasará. Pero más adelante, esta adicción va creciendo día con día y los padres hacen que no pasa nada y no magnifican la situación.
El problema empieza cuando la adicción de ese hijo cada día va en aumento, entonces los padres empiezan a querer mirar pero vuelven a evadir. Porque entra aquí la NO ACEPTACIÓN de la realidad, el hecho de que los padres tengan que hacer un alto y mirar lo que ya está fuera de control, significa que ellos también se tengan que mirar y asumir su responsabilidad como padres. Tienen que afrontar y preguntarse qué es lo que han hecho de ese hijo.
Pero es en este punto, cuando los padres ya no quieren asumir su responsabilidad. Entonces los padres empiezan a crearse a ellos mismos CULPA, por ese hijo que ahora está en esas circunstancias. En esta etapa los padres se confrontan con muchas emociones, tristeza, dolor, culpabilidad, enojo. Y entre ellos, Mamá y Papá se hechan la bolita buscando responsables.
Así que tanto el adicto como los padres, se enrolan en esta dinámica. Los padres al verse impotentes y frustrados, empiezan a mirar a ese hijo, con compasión, débil, incapaz de poder salir adelante. Entonces los padres entran al juego con el adicto, creyendo sus mentiras, sus promesas.
Y así, esto es un circulo vicioso que no tiene fin.
Cuando en estos hijos la adicción está cada vez más avanzada, dejan de ser funcionales en su vida diaria, depende la edad que tenga el adicto. Empiezan a faltar a clases, al trabajo, no llegan a dormir a casa, etc…
Aquí los padres es donde se pierden, porque no ponen límites, sino que hasta aportan ya sea de forma económica o dando otra forma de apoyo, mientras creen que su hijo pronto tocará fondo y algo mágico sucederá.
La única forma en que los padres pueden de verdad apoyar, es siendo drásticamente firmes en los límites hacia ese hijo. La puesta de límites tiene que ver con poner una pauta y responsabilizarse por las consecuencias. De no cumplirse un límite debe de haber una consecuencia, algo tiene que pasar.
Por otro lado los padres deben de pedir un acompañamiento emocional, ya que es importante mirar en dónde se perdieron como padres y en qué momento ese hijo se perdió también.
En el caso de los hijos, si ellos no quieren recibir el acompañamiento, por doloroso que sea nada se puede hacer.
Pero aún así, no es conveniente que los padres sigan siendo parte de la dinámica del adicto. Esto con el tiempo puede empeorar de tal magnitud, que los padres ni siquiera se pueden imaginar. Ya que el adicto siempre buscará la forma de sostener su adicción a costa de lo que sea.
Frase de Alejandro Jodorowsky
Un vicio no se deja de golpe. Haces una pausa, caes, haces otra pausa.
De pausa en pausa, logras un día amarte a ti mismo.
CLAUDIA SILVA